Por qué los movimientos deben aprender a volar como las abejas y a enhebrar como las arañas

Este momento actual, con todos sus retos en Estados Unidos, se siente como un territorio familiar. A lo largo de mis cuatro décadas de trabajo en la consolidación de la paz internacional – especialmente acompañando a las comunidades locales que intentan poner fin a los ciclos de violencia armada al tiempo que construyen dignidad y justicia en un contexto de conflicto prolongado histórico -, rara vez he visto tomar forma a un movimiento singular. El reto siempre radica en cómo alianzas improbables y socios improbables enhebran una acción coordinada.